domingo, 17 de febrero de 2008

AMOR Y TECNOLOGÍA

EXT. CALLE MADRID. MAÑANA

Son las 9:30 de la mañana. RAMÓN (60) hombretón alto, fuerte, tiene tripilla, con una mata pelo fuerte y blanco. Viste pantalón gris gastado y camisa de cuadros, lleva tirantes y unas gafas colgadas del cuello por un cordel negro. Es un hombre de hombros caídos andar cansino y mirada acostumbrada a no perder de vista los mismos rincones. Le acompaña MANUELA (59) delgada, morena, bien peinada de peluquería semanal, falda un dedo aproximadamente más allá de las rodillas, blusa clara y chaqueta negra. Los dos están frente a una tienda de maletas y bolsos, esquina con una calle muy céntrica de Madrid. MANUELA mira como RAMÓN, agachado, intenta abrir la persiana del negocio.

MANUELA (con voz irritada)
Ramón, ¡así noooo que te
cargas la cerradura!


RAMÓN (en voz baja para
que no lo oiga MANUELA
)

Joder… si pusiéra una nueva…

MANUELA (sin oírle)
Algún día Julio vendrá a cambiarla

RAMÓN sube de un tirón hasta la mitad la persiana con un ruido atronador. Por la calle pasa mucha gente y se ven coches circular. Es una hora de mucha actividad.

MANUELA (a alguien en la calle que no se ve)
¡Adiós Gertru!
¡Que ya no conoces a nadie!
(…) ¡Vale, pásate luego!


Mientras ella habla, RAMÓN ha abierto del todo y entrado en la tienda. MANUELA coge una bolsa que tenía en el suelo y entra también.

INT. TIENDA MADRID. MAÑANA

Se encienden las fluorescentes de la tienda y se va iluminando a trozos la estancia de unos 15 m2. La tienda es un pequeño caos de maletas, bolsos, carteras con sus cartelitos de precios escritos a mano “OFERTA 10 €” “Nueva temporada 25 €”... Supuestamente hay dos mostradores pero a penas se ven de todos los bártulos que hay en la tienda. En uno de ellos está la caja registradora. MANUELA avanza a ese mostrador, entra y abre la caja.

MANUELA (a RAMÓN al que hace dentro del almacén)
¡Hay que ir a por cambio!

RAMÓN sale de la puerta trasera donde están las llaves de la luz que ha iluminado la tienda. Arrastrando los pies se encamina a la calle.

MANUELA
¡Espera hombre! ¿Crees que te lo van a
regalar en el banco? Toma (le entrega unos
billetes) y que te cambien en
billetes de 10 y de 5 euros, que
siempre vienes con todos de 20


MANUELA mira cómo se aleja RAMON y mueve divertida la cabeza. Le sigue con la mirada y la sonrisa pícara puesta.

MANUELA
La verdad que a veces pienso
cómo me aguanta este hombre…
pero me divierte tanto picarle… (Suspira).



EXT. /INT. TIENDA MADRID. MAÑANA

RAMÓN entra en la tienda con un sobre en la mano y se lo extiende a MANUELA

MANUELA (cogiendo el sobre)
¿Cuántos billetes de 5 te
han dado? Que sabes que….


RAMÓN (Cortándola)
30 billetes de 5 euros ¿Es
suficiente?


MANUELA le mira con extrañeza como descubriendo a un nuevo RAMÓN. Él se ha puesto a ordenar, está de espaldas colocando los bolsos y maletas que suelen abarrotar la tienda. Su cara es de verdadero fastidio, está irritado, molesto.

MANUELA (a RAMÓN en off)
¿Te pasa algo? Te noto… no sé.

RAMÓN mantiene una maleta sobre su cabeza, inmóvil, su rostro adopta un gesto como de haberle pillado en renuncio. Abre la boca como para decir algo pero finalmente de manera lenta y pausada coloca la maleta y se da la vuelta mirando a MANUELA

RAMÓN (Sereno)
No, Manuela, no me ocurre nada…
quizá es el tiempo que está raro


MANUELA (recuperando su
expresión de siempre)

El tiempo, el tiempo… seguro que
ayer te pimplaste una botella de
vino y la resaca te pone de mal
humor… si ya te he dicho mil veces
¡que te busques una novia!
Así no puedes seguir Ramón,
ahí, ¡como un alma en pena!


RAMÓN (respira hondo)
Será eso… será…

(Suenan dos pitidos de un móvil)

MANUELA
Este va a ser mi marido.¡Otra vez!
Me envía mensajes de ésos de móvil
y mira que le he dicho ¡que no sé leerlos!
Lleva semanas obligándome a aprender y
no entiendo porqué (sonríe melosamente a RAMÓN)
¿Me lo puedes leer tú?.


RAMÓN alarga la mano, coge el móvil, se pone las gafas y lee en voz alta

RAMÓN
Si lees esto es que aún me amas
a pesar de todo. Te quiero
como el primer día pero sabes que no
lo puedo decir delante de todos.
Te espero a la salida y haremos
las locuras que nuestro amor nos brinda


RAMÓN se queda quieto con el móvil en la mano, alucinando de lo que acaba de leer. Mira a MANUELA que está colorada, entre sorprendida y alagada

MANUELA
¡Vaya! Pues… no sé que...
qué le ha dado… (Se abanica con un cartón)
nunca me ha dicho esas cosas…
lleva raro un tiempo si,
pero siempre pensé que era la jubilación
(se abanica más rápido)
¡qué habrá pensado usted!
(condescendiente) ¡pobre!


RAMÓN (molesto)
No he pensado nada… es
su marido ¿qué le podía decir
un esposo entregado más que eso?


(Suena otro móvil, unos pitidos diferentes)

MANUELA
¿Otro mensaje?

RAMÓN
Si, (sacándose el móvil del
pantalón) pero es el mío


MANUELA (irónica)
¿Tu novia?

RAMÓN la mira serenamente y baja la vista al móvil para ver la pantalla

(Imagen de la pantalla del móvil)
Manuela, a ver si eres capaz de leer este mensaje. Aprende de Ramón que habrá leído sin problemas el que le acabo de enviar. Hoy llego tarde
MANUELA
¿Qué te cuenta tu novia?
¿Se puede saber?


RAMÓN (Sonriendo socarronamente)
Nada, es publicidad
para que me dé de alta en no se qué


MANUELA
A ver si aprendo a utilizar mejor
el móvil porque no aguanto
las charlas de Julio, diciéndome
que soy una inútil, que si
tengo que modernizarme...
Y ahora con lo que acaba
de enviarme...

RAMON
Si quiere contesto a su marido

MANUELA
Pues si fueses tan amable…
¡le voy a dejar alucinado!


RAMON coge el móvil de MANUELA y poniéndose de nuevo las gafas, espera sus indicaciones

MANUELA (poniéndose seria)
Querido Julio, dos puntos,
Al recibo de tu mensaje…


RAMÓN
Perdone pero no es necesario
escribirle una carta


MANUELA
¡Uy! Es verdad qué tonta… No sé….
Es que después de tanto tiempo
sin escuchar esas palabras…
me ha dejado tan descolocada…


RAMON
Dígale lo que siente, que le quiere…

MANUELA
Sí, póngale que yo también le quiero
y que espero la hora del cierre
de la tienda para vernos…
ah (sonrojándose de nuevo) y que un beso.


RAMON sonríe mientras escribe el mensaje

(Imágen de pantalla de móvil)


Te quiero como el primer día. No te dejaré escapar. Según llegues esta tarde a buscarme con tu pañuelo rojo al cuello te besare y te haré disfrutar de nuestro amor verdadero. Ramon me pide que te diga que nos desea toda la felicidad del mundo.
¿ENVIAR? SI

RAMÓN (entregándole satisfecho
el móvil a
MANUELA)
Ya está, se lo he enviado.
Por cierto quisiera informarle
que hoy inicio lo que queda de
mi futuro profesional
fuera de esta tienda…



FIN